sábado, 17 de marzo de 2012

Llevamos la muerte adentro, por la respetamos y nos reímos con ella

“Nosotros realizamos rituales ancestrales de tiempo prehispánicos, actualmente se conservan por generaciones que han venido heredado. Tratamos de conservar todo lo que es lengua, danza, música, un poco de lo que es la cosmovisión indígena”.

“Lo otro no existe: tal es la fe racional, la incurable creencia de la razón humana. Identidad = realidad, como si, a fin de cuentas, todo hubiera de ser, absolutamente, uno y lo mismo. Pero lo otro no se deja de eliminar; subiste, persiste; es el hueso duro de roer en que la razón se deja los dientes. Abel Martín, con fe poética, no menos humana que la fe racional, creía en lo otro, en “La esencial Heterogeneidad del ser”, como si dijéramos en la incurable otredad que padece lo uno”. Antonio Machado en “El Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz.





En consecuencia, Marcos Roldán, quien lleva el nombre de Topiltzin, es un joven de 19 años que forma parte de la Caravana de la BUAP, misma que este año danzará en el Ritual a Quetzalcóatl con motivo del Equinoccio 2012, que se llevará a cabo el 18 y 19 de marzo a las 6:00 de la tarde al pie de la Pirámide de San Pedro Cholula.

Es dentro de las costumbres colhuas en las que Marcos se desenvuelve, ya sus padres, quienes también danzan, le han enseñado principios básicos como el saber escuchar, hablar con la verdad y tener visión.

Con una mirada firme, pero a la vez pacífica, pintado de color negro y blanco, Topiltzin con el copil en la mano, maxtla roja y las identificables coyoleras, que suenan al danzar, explicó que se esfuerza para estar en armonía con los cuatro elementos, razón por la cual bailan descalzos, para entrar en contacto directo con la tierra.


“Tratamos de estar en armonía con los elementos que para el mexicano es parte fundamental para la vida diaria porque nosotros todavía ocupamos el fuego, usamos, agua, respiramos aire, pisamos la tierra, nosotros tratamos de agradecerlo de esa forma, nosotros por eso danzamos descalzos y tratamos de esforzarnos en nuestro vestuarios”.

Además del vestuario colhua, las perforaciones también forman parte importante dentro de la cosmovisión del indígena, y es que una expansión en la oreja representa que tanto se sabe escuchar, así como la del labio es hablar sin contradecir lo que se dice con lo que se hace, entre otras.

“La muerte nosotros no la veneramos como un dios, nosotros la respetamos porque vamos a morir, no somos eternos. Le damos un respeto como a la esencia de la vida (…) No nos reímos de ella, sino con ella porque vamos a ser parte de ella (se toca el brazo) porque uno tiene la muerte adentro”.




FOTOGALERÍA : Carlos Seoane